Los legendarios Barrymore Raid os cuentan en estas páginas algunas de sus andanzas por los raids de aventura y carreras de montaña de la Iberia rural

miércoles, 5 de agosto de 2009

Maratón de Orientación de Rebost 2009















Orienteering The Singleleg
has the pleasure of inviting yourselves to the chat - colloquium

La Patasola Producciones
y
La Patasola de la Orientacióntienen el gusto de invitaros a la charla-coloquio:


that’s the state we’re in
[ASÍ NOS LUCE EL PELO]


18-19 de Julio
Maratón de Orientación Raid Rebosts
La virgen



Taitantos de Julio
Querido diario: He decidido correr un maratón de orientación.
No, no tengo ni santa idea de qué va la cosa, pero Fer me ha repetido que es “lo más puro en orientación” y Fran y Carmen dicen que “es otro rollo, que está muy muy bien”. A La Patasola, la información de calidad de sus confidentes le basta y le sobra.
Está claro. Estaré allí, querido diario, iré al Alto Berguedá, caiga donde caiga.
Por lo visto se necesita compañero, lo que me pone feliz, porque en parte le quita hierro al asunto de no saber dónde me meto. Casi milagrosamente, Lolo se apunta conmigo: ahora sí que sí, compadrito.
En una mini llamada, descubro que Lolo sabe aún menos que yo a dónde vamos.
Empezamos bien.

14 de Julio
Querido diario: Hoy me siento aventurero.
En lo que será el único intento de aligerar peso en el material, me planto en la tienda Soldiers a comprar un quemador de pastillas: sugerencia de Lolo por indicación remota de Pako nuestro Pako.
Me quedo paralizado: hay pistolas, pistolas, pistolas, cetmes, carabinas, pistolas, cuchillos de asalto, de sierra, pistolas, material de camuflaje, ¿dije pistolas? y pegatinas de todos los cuerpos del ejército. De reojo (no me atrevo a girarme) me parece distinguir algunas botas y creo que uniformes.
Esto es lo máximo, me dice el tipo de la tienda. Abre de un golpe seco el quemador, me muestra las pastillas, y apostilla, Esbit. Le digo coño, tío, pareces un anuncio con patas. No le hace gracia. Creo que pregunto el precio, creo que me dicen nueve euros. Pago (eso es seguro) y salgo despacito. En la entrada hay una máscara de hombre lobo con una chaqueta de camuflaje puesta. Esto sí que es lo máximo…
Me acerco a comprar barritas de miel y me siento Caperucita Roja, que va a llevarle un quemador ultraligero a su abuelita.

15 de Julio
Noticias.
Hay una cosa que se llama cuadrícula.

16 de Julio
No puedo más, necesito preguntar. Llamo a Lolo: ¿tú has usado “cuadrícula”?
Le explico que es algo que se usa para marcar la posición de las balizas. No, Lolo, que no, que no dan planos con las balizas marcadas. Pues a ver qué hacemos, me dice Lolo… porque yo, en un plano sin marcas no se moverme.
Estamos pintados.
La cuadrícula, a pesar de todo, promete ser algo sencillo, “intuitivo” me han dicho. El problema es que ninguno de los dos sabemos ni siquiera la pinta que tiene. Raul nos ha dicho que ellos la llevan al cuello, y van marcando en carrera. O sea, que el plano viene sin balizas.
No nos sabemos las reglas, no nos las sabemos…

17 de Julio
Hoy viajamos a Cataluña.
Practicamos un juego peculiar: recojo a Raul, quedamos con Lolo y con Ángeles, que deja su coche. Ruta hasta Zaragoza, donde quedamos con Maica y Tomás, por un lado, y Pablo por otro. Pablo deja su coche, pero no lo hace Tomás, que recibe a Raul. Raul se cambia de coche para dejar a Pablo sitio al lado de Ángeles, porque correrán juntos. Lolo y yo somos fijos… Al final la cuenta queda en dos coches y cuatro equipos, Maica es la mitad del cuarto equipo, porque su compañero viaja en furgoneta independiente.
Hacemos un recuento rápido, a ver si con el jaleo hemos terminado por traernos a algún marroquí despistado, o nos hemos dejado a alguno meando. En cuanto se hace de noche y empiezo a sentir que el estómago se me está cenando parte del intestino, consigo consensuar una cena de fraternidad… nos ponemos las botas a couscous, pasta, y hasta judías blancas que calienta Raul para ir minando la moral de todos. Tomás se descuelga con una quesada pasiega espectacular, y rematamos la fiestecilla. Ale, a entrepecharse kilómetros!!
Al final, como siempre, se termina llegando a cualquier sitio: son casi las doce de la noche. Nos acantonamos en una zona del suelo duro, apartados de la marea humana que ya se ha instalado… de reojo, y con el mayor disimulo, voy mirando el equipo de todos. Lolo, susurro, creo que llevamos mucho peso. Pero Lolo ya no me oye, y si me ha oído, soy incapaz de interpretar el ronquido seco con el que me está contestando…

18 de Julio
Querido diario: Hoy comienza la competición.
Estoy petrificado. El equipaje de viaje de Raul al completo es apenas un poquito más grande que mi mochila de competición* ¡!
(*mochila de competición, modelo Patasola: makuto de cordura de 45+10 litros Karrimore –la marca tiene su nostalgia de B- empleado habitualmente en aproximaciones a pie de vía en jornadas de escalada…espalda muy acolchada y cinturón lumbar con cintas reforzadas para portear material en vías largas de clásica… ahora hay que pestañear)
Lolo es un poco más contenido, pero no se queda demasiado atrás… me pongo las medilast, y la gorrita roja del ultratrail del Aneto para conseguir un toque de look élite. Si hubiese aparecido en la salida con botas de trekking, no se habría sorprendido nadie.
Raul y Tomás nos miran entre descojonados y preocupados ¿en qué categoría os habéis inscrito? No sé, confieso, en la que más distancia había… Élite, suena por ahí. Con dos cojones, se le escapa a Raul, que no deja de mirar mi supermochilón azul celeste –eh, ojo- azul eléctrico…
Desayuno, desayuno, y desayuno, porque creo que me va a hacer falta toda la energía del universo… ¿Cuánto pesa vuestra tienda? La pregunta es retórica, porque obviamente tiene pinta de pesar poco, muy poco… todas rondan el kilo. La que traje, presumiendo de superligera, pesa 2.600 g. Me siento tan avergonzado que opto por purgar mis pecados llevándola yo… a Lolo le paso los sobres de cena liofilizados. Y decido no seguir preguntando por la ropa que llevan, y por supuesto evito el tema de lo que pesa el saco…

Antes de la salida hay que pasar un control de material. A mí me dan una palmada y me dicen que pase a ver si alguien necesita algo.
Nos han dado una sábana de supervivencia a cada uno, con el mapa impreso… esto no hay santo que lo doble. Lolo y yo estamos ansiosos, pero como somos élite nos agachamos, como todos, y nos fijamos en lo que hacen los demás. Nadie pide los controles… pues nada, “estudiamos” el mapa, y miramos alrededor de vez en cuando, como zarigüeyas. Con el mapa viene una cosita cuadrada, de unos 15 centímetros de lado, impresa en plástico transparente, tiene unas coordenadas impresas del 1 al 10, y un circulito en la esquina superior derecha… chicos, esto es “la cuadrícula”. Hay que protegerla con la vida misma, si hiciese falta.
Resulta que en esto de los MO (es la abreviatura de Maratón de Orientación, pero si dices MO, como una vaca, te entienden, curioso ¿verdad?) La salida es a trote medio cochinero, hasta otro punto en el que te dan una hojita, ahora sí, con las descripciones, y a partir de ahí ya empiezas a liarla tu solito.
Dicho y hecho.
Salimos bien situados, con la mochila ajustada (a ver quién es el guapo que consigue que semejante ataúd con cinchas salte…) y recogemos en nuestro punto de control los descriptores.
Acción!! Lolo y yo somos un tándem probado: tú marca de la uno a la diez, yo el resto… no nos arriesgamos marcando un par de balizas sólo… ¿cómo vas? ¿y tú? Pufff, tío no sé, no me termina de cuadrar esto… Lolo: estamos haciendo algo mal… ¿por qué? Verás, las dos últimas balizas se me salen del plano. Joder, a mí tampoco me coincide nada… Miradas. Un grito: RAAUUUUL! Le explico a Lolo que Raul es élite élite y hace como un cuarto de hora que se fue… Lolo se tira a buscar a alguien que nos diga cómo se usa la puta cuadrícula, que de intuitiva no tiene un resto. Veinte minutos después hemos conseguido domesticar el temita de la cuadrícula, y marcar las balizas. Si llegamos a marcar dos y salir zumbando, no nos encuentra ni Cristo… Salimos trotando con nuestra mejor pose, para impresionar a los que quedan de la organización, y a unos ancianos de la zona que han salido de paseo… no me atrevo a comentar que ya no queda nadie por detrás de nosotros. En el fondo, me encanta esto de ser el perseguidor, sentir el subidón de la adrenalina, competir de menos a más… joder qué cagada!!

Orientar, orientamos bien, bendito sea el señor, y avanzamos con bastante buen tino todo el día. El expediente cuadrícula se archiva con la primera baliza, y decidimos, como buen equipo que somos, hacer nuestra carrera. A la fuerza ahorcan.
El trazado resulta ser espectacular, cruzando paisajes de una belleza exorbitante: disfrutamos de todas las balizas, de unos sándwiches sorpresa que he preparado: pollo con verduras y atún con pimientos, y de vistas panorámicas que recorren todo el valle. Navegamos con soltura, incluso en balizas técnicas, cosa que nos anima, y le ponemos la mejor cara posible a 1.800 metros de desnivel positivo, y siete horas y media de carrera. Cuando llegamos, han quedado atrás bosques de hayas impresionantes, hermosísimos cuesta abajo, y desoladores cuesta arriba; arroyos, praderas verdes, cortados de roca y pistas serpenteantes. La mochila es mi santa penitencia, pero con ese color electrogay, quién le dice nada…
El campo base es una delicia, un hervidero de tiendas de coloritos, risas, y mallas. Lolo se deja caer en la hierba, y yo dejo caer los 13 kilos de tortura. Montamos la tienda (Raúl y yo, Lolo seguirá desmayado hasta la hora de cenar) y esparcimos todo por el suelo… por supuesto, ya llegaron Maica y su compi, Pablo y Angeles, Raul y Tomás… y todos esos que no conocemos. Me baño en un caño de agua fría de cojones, a ver si se me relajan las patas: Lolo no, porque además de desmayado, creo que está destemplado… este chico me preocupa.
Intercambiamos opiniones, mapas, ah, pero cuadrículas no. Al parecer Raul ha tenido un despiste esta mañana, y está buscando un cilicio o algún látigo para desollarse la espalda. Aunque me pone el sado, veo que no habrá sexo al final, y decido animarle para que abandone el mal camino…
…y así, llegamos a la cena. Nuestro momento élite. Nuestro minuto de gloria. Lolo saca el Esbit, esto es lo máximo, y los liofilizados. Otra vez descojone de todos, especialmente el sector avanzado de régimen castrense… pero Lolo, con pulso frío, mira retador: aquí no pasa nada. No tenemos ni puta idea de encender el Esbit, esto es lo máximo, pero disimulando, y con lógica de base, conseguimos meterle fuego a las pastillas, calentar agua, y preparar nuestra comida, que, atención, además está de muerte!!! Lolo, tío, somos la caña!

El frío se va notando, los equipos buenos buenos de lo bueno lo mejor, Caprice de Die, se encierran en sus tiendas, Lolo hace tiempo que está metido en el saco, y en un abrir y cerrar de ojos me quedo más solo que la una, tirado en la hierba, eso sí, dentro del saquito, esperando a las estrellas. Hay relente, la humedad va cayendo, y todo empieza a apagarse. Pronto, se adormecen los sonidos, y mi saco empieza a empaparse… quién lo diría, echo de menos 400g de funda de vivac extras para dormir mirando al cielo. Así las cosas, tengo que acudir junto al lecho de mi compañero, donde no se espera la dulce mano femenina, sino el ronquido áspero y afín del varón. Todo es amor, peludo, atufado e incierto, pero amor, al fin y al cabo…

19 de Julio
Querido diario: La ideíta de dejar el aislante en el coche y traerme el protector de aluminio será muy profesional, pero parezco un Click de Famóbil: sólo puedo moverme abajo y arriba, y no más de 90º.
Son las seis de la mañana… suena un cencerro y unas voces: arriba, campamentooo!
Lolo se niega a salir del saco, y aún menos de la tienda. Hace frío, y la verdad, quedarse con las piernas al viento es un desafío. Bueno, todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar… pasar de todo, vamos… así, sin más.

Hoy descubro otra cosa curiosísima del MO: los que ayer llegaron en primeros puestos, salen primero. Y el resto, en masa, una media hora después. Me imagino que los primeros, destacados, irán borrando sus huellas, supongo que con técnicas indias, procurando no romper ramas que les delaten… no está mal, en serio.
Nuestro equipo, esto es Lolo, mi mochila, y yo, salimos con la masa perseguidora, metiendo presión. Esta vez, marcamos a toda pastilla, y salimos bastante bien colocados… eeey, esa cuadrícula…
Me pesa hasta el Espíritu Santo, con lo cual, asumo que hoy voy a penar un ratito… Lolo se ha liberado de los liofilizados, y yo me encabezono en terminar mi penitencia. Cosas de chicos.

Hemos empezado muy bien, enganchando balizas con facilidad, y felicitándonos de nuestras decisiones. Nos atrevemos con estrategias de rutas por curvas de nivel y recortes bastante exigentes, pero todo nos va saliendo. Nos crecemos. Pasamos algún momento raro por sendas poco claras, pero en general tenemos la sensación de que lo estamos haciendo bien… mi mochila, que a estas alturas tiene voz en el equipo, opina de vez en cuando, y hasta lleva el mapa un rato.
En algún momento, al destino, disfrazado de vaca, le da por acordarse de quienes somos, de lo que representamos, y a nosotros no nos queda más remedio que correr y acordarnos de la madre que lo parió. La puta vaca me espera en mitad del claro, deja pasar a Lolo, se mosquea, y en cuanto pongo un pie fuera del bosque empieza a trotar como un rinoceronte… no llego a la senda, no llego, me suben las pulsaciones… la vaca está hecha una furia y yo soy su obetivo: me obliga a meterme, a toda pastilla, en un bosquete de arbustos impenetrable, como un Tiny Toon, dejando la silueta recortada… me clavo de todo, pero la hijaeputa de la vaca está encabronadísima, y no me queda más remedio que seguir bosquete arriba, hasta llegar a unas rocas… mientras destrepo por el otro lado, procuro orientarme con la voz de Lolo, porque no veo un pimiento… 10 o 15 minutitos después, aparezco como un nazareno cerca de Lolo. Estoy agotado por el sprint y la escaladita. Estas cosas sólo me pasan a mí.
Hacemos como que trotamos.
Vamos peladitos de tiempo, y peladitos de fuerza. Descubro que Lolo me tiene en un altísimo concepto: tío, si quieres correr más apretamos, no quiero que vayas esperándome. No me río porque llevo el cinturón lumbar demasiado apretado… Intento responder a sus expectativas, pero voy apurado… una pena, porque estas son sendas de correr mucho.
Terminamos de confirmar nuestra posición en carrera dedicando unos veinte minutos extra a una baliza escondida… por algún motivo se me mete en la cabeza que el cierre de meta es a las 13:30. No llegamos ni hartos de vino… decidimos que cierren la meta cuando se les ponga, y terminamos nuestro bucle. A pesar de todo, corremos el último kilómetro de asfalto: han sido seis horas y media, y 1.200 metros de desnivel positivo.

La organización tiene un chiringuito con un montón de comida: “montgetas amb carnsalada”, que son unas judías pequeñitas con longaniza oscura, ensalada, pan tumaca, fruta, zumo a todo trapo y mi adorada isocerveza con limón, que Dios bendiga a todos estos buenos hombres… tiramos todo y nos lanzamos a comer, porque lo primero es siempre lo primero.
Hemos conseguido clasificarnos en élite, nos felicitamos y nos abrazamos… varios equipos han sido incapaces de terminar, pobretos… Maica’s team terminan segundos, y el recio Tomás con magic Raul, después de meterse la del pulpo, han remontado y han subido al podio…
Ángeles y Pablo han llegado medio deshidratados: la opción de buscar balizas cuerpo a tierra es noble y guerrera, pero al parecer retrasa mucho.
En la entrega de premios, Barrymore es reconocido como mejor equipo revelación de esta edición, y obtiene un Camelback, que lolo me deja recoger entre aplausos: sabía que, a pesar de todo, lo estábamos haciendo bien!!!

Querido diario, eso fue todo.
Si tuviese que resumirte la experiencia, no sé, creo que diría que es lo más puro en orientación. Otro rollo, esto del MO. Está muy muy bien.

20 de Julio
Querido diario: He encontrado una web con mochilas ultraligeras.

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