Los legendarios Barrymore Raid os cuentan en estas páginas algunas de sus andanzas por los raids de aventura y carreras de montaña de la Iberia rural

miércoles, 5 de agosto de 2009

Maratón de Orientación de Rebost 2009















Orienteering The Singleleg
has the pleasure of inviting yourselves to the chat - colloquium

La Patasola Producciones
y
La Patasola de la Orientacióntienen el gusto de invitaros a la charla-coloquio:


that’s the state we’re in
[ASÍ NOS LUCE EL PELO]


18-19 de Julio
Maratón de Orientación Raid Rebosts
La virgen



Taitantos de Julio
Querido diario: He decidido correr un maratón de orientación.
No, no tengo ni santa idea de qué va la cosa, pero Fer me ha repetido que es “lo más puro en orientación” y Fran y Carmen dicen que “es otro rollo, que está muy muy bien”. A La Patasola, la información de calidad de sus confidentes le basta y le sobra.
Está claro. Estaré allí, querido diario, iré al Alto Berguedá, caiga donde caiga.
Por lo visto se necesita compañero, lo que me pone feliz, porque en parte le quita hierro al asunto de no saber dónde me meto. Casi milagrosamente, Lolo se apunta conmigo: ahora sí que sí, compadrito.
En una mini llamada, descubro que Lolo sabe aún menos que yo a dónde vamos.
Empezamos bien.

14 de Julio
Querido diario: Hoy me siento aventurero.
En lo que será el único intento de aligerar peso en el material, me planto en la tienda Soldiers a comprar un quemador de pastillas: sugerencia de Lolo por indicación remota de Pako nuestro Pako.
Me quedo paralizado: hay pistolas, pistolas, pistolas, cetmes, carabinas, pistolas, cuchillos de asalto, de sierra, pistolas, material de camuflaje, ¿dije pistolas? y pegatinas de todos los cuerpos del ejército. De reojo (no me atrevo a girarme) me parece distinguir algunas botas y creo que uniformes.
Esto es lo máximo, me dice el tipo de la tienda. Abre de un golpe seco el quemador, me muestra las pastillas, y apostilla, Esbit. Le digo coño, tío, pareces un anuncio con patas. No le hace gracia. Creo que pregunto el precio, creo que me dicen nueve euros. Pago (eso es seguro) y salgo despacito. En la entrada hay una máscara de hombre lobo con una chaqueta de camuflaje puesta. Esto sí que es lo máximo…
Me acerco a comprar barritas de miel y me siento Caperucita Roja, que va a llevarle un quemador ultraligero a su abuelita.

15 de Julio
Noticias.
Hay una cosa que se llama cuadrícula.

16 de Julio
No puedo más, necesito preguntar. Llamo a Lolo: ¿tú has usado “cuadrícula”?
Le explico que es algo que se usa para marcar la posición de las balizas. No, Lolo, que no, que no dan planos con las balizas marcadas. Pues a ver qué hacemos, me dice Lolo… porque yo, en un plano sin marcas no se moverme.
Estamos pintados.
La cuadrícula, a pesar de todo, promete ser algo sencillo, “intuitivo” me han dicho. El problema es que ninguno de los dos sabemos ni siquiera la pinta que tiene. Raul nos ha dicho que ellos la llevan al cuello, y van marcando en carrera. O sea, que el plano viene sin balizas.
No nos sabemos las reglas, no nos las sabemos…

17 de Julio
Hoy viajamos a Cataluña.
Practicamos un juego peculiar: recojo a Raul, quedamos con Lolo y con Ángeles, que deja su coche. Ruta hasta Zaragoza, donde quedamos con Maica y Tomás, por un lado, y Pablo por otro. Pablo deja su coche, pero no lo hace Tomás, que recibe a Raul. Raul se cambia de coche para dejar a Pablo sitio al lado de Ángeles, porque correrán juntos. Lolo y yo somos fijos… Al final la cuenta queda en dos coches y cuatro equipos, Maica es la mitad del cuarto equipo, porque su compañero viaja en furgoneta independiente.
Hacemos un recuento rápido, a ver si con el jaleo hemos terminado por traernos a algún marroquí despistado, o nos hemos dejado a alguno meando. En cuanto se hace de noche y empiezo a sentir que el estómago se me está cenando parte del intestino, consigo consensuar una cena de fraternidad… nos ponemos las botas a couscous, pasta, y hasta judías blancas que calienta Raul para ir minando la moral de todos. Tomás se descuelga con una quesada pasiega espectacular, y rematamos la fiestecilla. Ale, a entrepecharse kilómetros!!
Al final, como siempre, se termina llegando a cualquier sitio: son casi las doce de la noche. Nos acantonamos en una zona del suelo duro, apartados de la marea humana que ya se ha instalado… de reojo, y con el mayor disimulo, voy mirando el equipo de todos. Lolo, susurro, creo que llevamos mucho peso. Pero Lolo ya no me oye, y si me ha oído, soy incapaz de interpretar el ronquido seco con el que me está contestando…

18 de Julio
Querido diario: Hoy comienza la competición.
Estoy petrificado. El equipaje de viaje de Raul al completo es apenas un poquito más grande que mi mochila de competición* ¡!
(*mochila de competición, modelo Patasola: makuto de cordura de 45+10 litros Karrimore –la marca tiene su nostalgia de B- empleado habitualmente en aproximaciones a pie de vía en jornadas de escalada…espalda muy acolchada y cinturón lumbar con cintas reforzadas para portear material en vías largas de clásica… ahora hay que pestañear)
Lolo es un poco más contenido, pero no se queda demasiado atrás… me pongo las medilast, y la gorrita roja del ultratrail del Aneto para conseguir un toque de look élite. Si hubiese aparecido en la salida con botas de trekking, no se habría sorprendido nadie.
Raul y Tomás nos miran entre descojonados y preocupados ¿en qué categoría os habéis inscrito? No sé, confieso, en la que más distancia había… Élite, suena por ahí. Con dos cojones, se le escapa a Raul, que no deja de mirar mi supermochilón azul celeste –eh, ojo- azul eléctrico…
Desayuno, desayuno, y desayuno, porque creo que me va a hacer falta toda la energía del universo… ¿Cuánto pesa vuestra tienda? La pregunta es retórica, porque obviamente tiene pinta de pesar poco, muy poco… todas rondan el kilo. La que traje, presumiendo de superligera, pesa 2.600 g. Me siento tan avergonzado que opto por purgar mis pecados llevándola yo… a Lolo le paso los sobres de cena liofilizados. Y decido no seguir preguntando por la ropa que llevan, y por supuesto evito el tema de lo que pesa el saco…

Antes de la salida hay que pasar un control de material. A mí me dan una palmada y me dicen que pase a ver si alguien necesita algo.
Nos han dado una sábana de supervivencia a cada uno, con el mapa impreso… esto no hay santo que lo doble. Lolo y yo estamos ansiosos, pero como somos élite nos agachamos, como todos, y nos fijamos en lo que hacen los demás. Nadie pide los controles… pues nada, “estudiamos” el mapa, y miramos alrededor de vez en cuando, como zarigüeyas. Con el mapa viene una cosita cuadrada, de unos 15 centímetros de lado, impresa en plástico transparente, tiene unas coordenadas impresas del 1 al 10, y un circulito en la esquina superior derecha… chicos, esto es “la cuadrícula”. Hay que protegerla con la vida misma, si hiciese falta.
Resulta que en esto de los MO (es la abreviatura de Maratón de Orientación, pero si dices MO, como una vaca, te entienden, curioso ¿verdad?) La salida es a trote medio cochinero, hasta otro punto en el que te dan una hojita, ahora sí, con las descripciones, y a partir de ahí ya empiezas a liarla tu solito.
Dicho y hecho.
Salimos bien situados, con la mochila ajustada (a ver quién es el guapo que consigue que semejante ataúd con cinchas salte…) y recogemos en nuestro punto de control los descriptores.
Acción!! Lolo y yo somos un tándem probado: tú marca de la uno a la diez, yo el resto… no nos arriesgamos marcando un par de balizas sólo… ¿cómo vas? ¿y tú? Pufff, tío no sé, no me termina de cuadrar esto… Lolo: estamos haciendo algo mal… ¿por qué? Verás, las dos últimas balizas se me salen del plano. Joder, a mí tampoco me coincide nada… Miradas. Un grito: RAAUUUUL! Le explico a Lolo que Raul es élite élite y hace como un cuarto de hora que se fue… Lolo se tira a buscar a alguien que nos diga cómo se usa la puta cuadrícula, que de intuitiva no tiene un resto. Veinte minutos después hemos conseguido domesticar el temita de la cuadrícula, y marcar las balizas. Si llegamos a marcar dos y salir zumbando, no nos encuentra ni Cristo… Salimos trotando con nuestra mejor pose, para impresionar a los que quedan de la organización, y a unos ancianos de la zona que han salido de paseo… no me atrevo a comentar que ya no queda nadie por detrás de nosotros. En el fondo, me encanta esto de ser el perseguidor, sentir el subidón de la adrenalina, competir de menos a más… joder qué cagada!!

Orientar, orientamos bien, bendito sea el señor, y avanzamos con bastante buen tino todo el día. El expediente cuadrícula se archiva con la primera baliza, y decidimos, como buen equipo que somos, hacer nuestra carrera. A la fuerza ahorcan.
El trazado resulta ser espectacular, cruzando paisajes de una belleza exorbitante: disfrutamos de todas las balizas, de unos sándwiches sorpresa que he preparado: pollo con verduras y atún con pimientos, y de vistas panorámicas que recorren todo el valle. Navegamos con soltura, incluso en balizas técnicas, cosa que nos anima, y le ponemos la mejor cara posible a 1.800 metros de desnivel positivo, y siete horas y media de carrera. Cuando llegamos, han quedado atrás bosques de hayas impresionantes, hermosísimos cuesta abajo, y desoladores cuesta arriba; arroyos, praderas verdes, cortados de roca y pistas serpenteantes. La mochila es mi santa penitencia, pero con ese color electrogay, quién le dice nada…
El campo base es una delicia, un hervidero de tiendas de coloritos, risas, y mallas. Lolo se deja caer en la hierba, y yo dejo caer los 13 kilos de tortura. Montamos la tienda (Raúl y yo, Lolo seguirá desmayado hasta la hora de cenar) y esparcimos todo por el suelo… por supuesto, ya llegaron Maica y su compi, Pablo y Angeles, Raul y Tomás… y todos esos que no conocemos. Me baño en un caño de agua fría de cojones, a ver si se me relajan las patas: Lolo no, porque además de desmayado, creo que está destemplado… este chico me preocupa.
Intercambiamos opiniones, mapas, ah, pero cuadrículas no. Al parecer Raul ha tenido un despiste esta mañana, y está buscando un cilicio o algún látigo para desollarse la espalda. Aunque me pone el sado, veo que no habrá sexo al final, y decido animarle para que abandone el mal camino…
…y así, llegamos a la cena. Nuestro momento élite. Nuestro minuto de gloria. Lolo saca el Esbit, esto es lo máximo, y los liofilizados. Otra vez descojone de todos, especialmente el sector avanzado de régimen castrense… pero Lolo, con pulso frío, mira retador: aquí no pasa nada. No tenemos ni puta idea de encender el Esbit, esto es lo máximo, pero disimulando, y con lógica de base, conseguimos meterle fuego a las pastillas, calentar agua, y preparar nuestra comida, que, atención, además está de muerte!!! Lolo, tío, somos la caña!

El frío se va notando, los equipos buenos buenos de lo bueno lo mejor, Caprice de Die, se encierran en sus tiendas, Lolo hace tiempo que está metido en el saco, y en un abrir y cerrar de ojos me quedo más solo que la una, tirado en la hierba, eso sí, dentro del saquito, esperando a las estrellas. Hay relente, la humedad va cayendo, y todo empieza a apagarse. Pronto, se adormecen los sonidos, y mi saco empieza a empaparse… quién lo diría, echo de menos 400g de funda de vivac extras para dormir mirando al cielo. Así las cosas, tengo que acudir junto al lecho de mi compañero, donde no se espera la dulce mano femenina, sino el ronquido áspero y afín del varón. Todo es amor, peludo, atufado e incierto, pero amor, al fin y al cabo…

19 de Julio
Querido diario: La ideíta de dejar el aislante en el coche y traerme el protector de aluminio será muy profesional, pero parezco un Click de Famóbil: sólo puedo moverme abajo y arriba, y no más de 90º.
Son las seis de la mañana… suena un cencerro y unas voces: arriba, campamentooo!
Lolo se niega a salir del saco, y aún menos de la tienda. Hace frío, y la verdad, quedarse con las piernas al viento es un desafío. Bueno, todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar… pasar de todo, vamos… así, sin más.

Hoy descubro otra cosa curiosísima del MO: los que ayer llegaron en primeros puestos, salen primero. Y el resto, en masa, una media hora después. Me imagino que los primeros, destacados, irán borrando sus huellas, supongo que con técnicas indias, procurando no romper ramas que les delaten… no está mal, en serio.
Nuestro equipo, esto es Lolo, mi mochila, y yo, salimos con la masa perseguidora, metiendo presión. Esta vez, marcamos a toda pastilla, y salimos bastante bien colocados… eeey, esa cuadrícula…
Me pesa hasta el Espíritu Santo, con lo cual, asumo que hoy voy a penar un ratito… Lolo se ha liberado de los liofilizados, y yo me encabezono en terminar mi penitencia. Cosas de chicos.

Hemos empezado muy bien, enganchando balizas con facilidad, y felicitándonos de nuestras decisiones. Nos atrevemos con estrategias de rutas por curvas de nivel y recortes bastante exigentes, pero todo nos va saliendo. Nos crecemos. Pasamos algún momento raro por sendas poco claras, pero en general tenemos la sensación de que lo estamos haciendo bien… mi mochila, que a estas alturas tiene voz en el equipo, opina de vez en cuando, y hasta lleva el mapa un rato.
En algún momento, al destino, disfrazado de vaca, le da por acordarse de quienes somos, de lo que representamos, y a nosotros no nos queda más remedio que correr y acordarnos de la madre que lo parió. La puta vaca me espera en mitad del claro, deja pasar a Lolo, se mosquea, y en cuanto pongo un pie fuera del bosque empieza a trotar como un rinoceronte… no llego a la senda, no llego, me suben las pulsaciones… la vaca está hecha una furia y yo soy su obetivo: me obliga a meterme, a toda pastilla, en un bosquete de arbustos impenetrable, como un Tiny Toon, dejando la silueta recortada… me clavo de todo, pero la hijaeputa de la vaca está encabronadísima, y no me queda más remedio que seguir bosquete arriba, hasta llegar a unas rocas… mientras destrepo por el otro lado, procuro orientarme con la voz de Lolo, porque no veo un pimiento… 10 o 15 minutitos después, aparezco como un nazareno cerca de Lolo. Estoy agotado por el sprint y la escaladita. Estas cosas sólo me pasan a mí.
Hacemos como que trotamos.
Vamos peladitos de tiempo, y peladitos de fuerza. Descubro que Lolo me tiene en un altísimo concepto: tío, si quieres correr más apretamos, no quiero que vayas esperándome. No me río porque llevo el cinturón lumbar demasiado apretado… Intento responder a sus expectativas, pero voy apurado… una pena, porque estas son sendas de correr mucho.
Terminamos de confirmar nuestra posición en carrera dedicando unos veinte minutos extra a una baliza escondida… por algún motivo se me mete en la cabeza que el cierre de meta es a las 13:30. No llegamos ni hartos de vino… decidimos que cierren la meta cuando se les ponga, y terminamos nuestro bucle. A pesar de todo, corremos el último kilómetro de asfalto: han sido seis horas y media, y 1.200 metros de desnivel positivo.

La organización tiene un chiringuito con un montón de comida: “montgetas amb carnsalada”, que son unas judías pequeñitas con longaniza oscura, ensalada, pan tumaca, fruta, zumo a todo trapo y mi adorada isocerveza con limón, que Dios bendiga a todos estos buenos hombres… tiramos todo y nos lanzamos a comer, porque lo primero es siempre lo primero.
Hemos conseguido clasificarnos en élite, nos felicitamos y nos abrazamos… varios equipos han sido incapaces de terminar, pobretos… Maica’s team terminan segundos, y el recio Tomás con magic Raul, después de meterse la del pulpo, han remontado y han subido al podio…
Ángeles y Pablo han llegado medio deshidratados: la opción de buscar balizas cuerpo a tierra es noble y guerrera, pero al parecer retrasa mucho.
En la entrega de premios, Barrymore es reconocido como mejor equipo revelación de esta edición, y obtiene un Camelback, que lolo me deja recoger entre aplausos: sabía que, a pesar de todo, lo estábamos haciendo bien!!!

Querido diario, eso fue todo.
Si tuviese que resumirte la experiencia, no sé, creo que diría que es lo más puro en orientación. Otro rollo, esto del MO. Está muy muy bien.

20 de Julio
Querido diario: He encontrado una web con mochilas ultraligeras.

Orientaventura Valles Pasiegos 2009















La Patasola Producciones
Presenta

Aventuras y Desventuras en los Valles Pasiegos
Tribulaciones de seis piernas en cuatro actos


Cuando se afronta una crónica con la perspectiva de un fracaso, parece que la hoja en blanco decide mantenerse firme en preservar su virginidad hasta que un éxito apuesto y flamante la conquiste. Por suerte, La Patasola no entiende de fracasos:


El pasado viernes, sin hacer nada, La Patasola viajaba en un coche rojo conducido por una mujer rubia que ofreció sándwiches y ensalada. Encontró en el maletero comida comprada y ordenada, la ruta de carretera impresa, y las reservas del camping hechas. La Patasola tuvo que esforzarse en recordar si había cogido camisetas, mochila, y demás bultos, o alguien había dejado preparado su equipaje… todo era tan sencillo que incluso el atasco de la M-40 flotaba en una divertida sensación de placidez. Ángel-es: qué bien puesto este nombre, pensó, y se teletransportaron varios cientos de kilómetros. Hubo un descanso evidente para trabajar las ensaladas (intentad aliñar una ensalada mediterránea con dos sobres –aceite, vinagre- y sal a 130 km/h, y luego probad a mantener el plástico en las piernas, pinchar, y estar atentos a los radares… os juro que cuesta mucho organizarse) En el descanso, el pequeño entomólogo que la La Patasola lleva dentro hizo un gran descubrimiento y escondió en el asiento de atrás del coche entre veinticinco y treinta moscas de diferentes edades y autonomías de vuelo. Como es bien sabido, las moscas son unos polizones fatales, y se descubrieron apenas volvió a funcionar el aire acondicionado. Hasta Villacarriedo, el viaje fue una coreografía de ventanas automáticas que bajaban y subían, en función de la posición estratégica de las moscas. Tres visitas a La General más tarde y un buen puñado de curvas entre valles mágicos, llegaron al camping (para los que nunca preguntaron, la carretera nacional es La General, vayas por donde vayas, no importa la dirección que lleves, es algo así como el Espíritu Santo)


Llueve.
No hay nadie.
Parece que llueve.
Llega una furgoneta.

Habría que hacer algo

Cerveza, rápido…
Una vez abierta la medicina con espuma, La Patasola y Ángeles se sientan.
Que sí, que sí, que llueve.
… respiración honda: el camping es chiquitito, hay muuucho espacio libre (en realidad, todo)
La Patasola y Ángeles tienen que tomar más medicina con espuma. Luego toca forrito, y al fin paz, casi tanta como sitio libre.

Yuste Family aparece más tarde, con el campamento base, que se monta a toda pastilla. Cenamos con alegría, charlando, y rematando con un orujo de café que nos han regalado los chicos de la furgoneta. Han resultado ser viejos amigos de Paco, que correrán en aficionados.
Se duerme arrullados por las gotitas, y se despierta animados por un mirlo que viene del after hour, colocado perdido. Una hora antes de la alarma: será cabrón el mirlo.

La mañana promete lluvia o mucha lluvia… aunque puede que abra, dice Ángeles.
Llegamos justitos de tiempo. Hace tiempo que La Patasola no corre un Orienta: están todos. Los Tronadores, los Tronadores I, los Soletronadores, los Tronasoladores, coño ¿dónde se pillan esos cortavientos rojos y negros? Concéntrate, tío!! Bucle largo con posibilidades de hacer todas las balizas si nos vemos fuertes, ya se sabe, optimismo del primer día. Las dos Pes, los raiders de la derecha española, ya han salido: PP, Patasola Paco. Hay que joderse. Por mala suerte, nos ha tocado un plano asilvestrado, no se deja doblar, se pone de picos, se gira… total, tardamos 20 minutos o así en domesticarlo y comenzar la prueba… el paisaje es fascinante, los caminos te drogan, y corres empapado con cara de guiri recién llegado a Málaga. Ni las zarzas ni las ortigas impiden a La Patasola caerse dentro de un arroyo en el que, evidentemente, no está la baliza… después de unas cuantas idas y venidas, se celebra el encuentro como hacen los hombres duros, con sangre: P&P suben monte traviesa abriéndose las carnes entre tojos y zarzas, con murmullos de placer contenidos que la lluvia atenúa. Que no se diga.
La primera etapa nos coloca en el séptimo puesto, con buen margen, pero no definitivo: habrá que defenderlo.

Nos vamos al vestuario que hay entre la Farmacia y la Panadería. Parece una acera de un pueblo cualquiera: qué cosas más raras suceden. Manu Trolera comparte vestuario: culos peluditos, culos lisitos, todos chorreando… luego nos damos cuenta de que el lugar donde nos hemos exhibido no es un vestuario: es un comedor al aire libre!! Ea, rendimos homenaje y comemos ahí mismo.

Paco y Ángel-es salen por la tarde. La Patasola se vuelca en una frenética vida social: charlas distendidas, un par de cafés, aparecen Choqui, Raul, familia lejana y gente cercana. Hay que hacer una prueba extra que dan en llamar bolos pasiegos y que consiste en tirar un pelotón de madera por los aires, con la idea de echar al suelo unos cuantos palos puestos en línea. Risas, muchas… La Patasola despliega la técnica “charme” francesa, que consiste en un suave giro de muñeca hacia arriba y una rotación entre suave y chic de cadera. Obviamente, un éxito largamente aplaudido. La Patasola intenta meter presión a JuanFran, el gaditano de los Salomon, y desestabilizar a Raul, a Choqui, y otros rivales; pero la élite tiene nervios de acero y pulso templado. Les falla el toque de glamour, eso sí, consecuencia del exceso de eficacia contenida. Nada que hacer.
Mis chicos entran tarde, penalizando mucho… Paco entra cariacontecido. Habemus pájara, habemus desastre.
Aunque puede que abra, dice Ángeles, corremos al vestuario-comedor.

Aurelio y Tommy han hecho una etapa brutal. Tronis y Trango tendrán que pelear un poquito más abajo. Nosotros hemos mantenido bien esa séptima posición, aunque me confiesa Paco que han tenido que saltarse un par de balizas y esperar un poco antes de entrar en meta. Se hace duro, pero parece que podremos mantener nuestro objetivo.
Paco nos abandona para hacerse cargo de la familia: La Patasola le encarga a Mariola unas sesiones de ánimo.

La noche es nuestra, pequeño, me ha parecido escuchar a Ángeles. Me dejo las rodillas en el fabuloso suelo de la pista en penitencia, por ridículo, y desplegamos nuestra estrategia. Convenzo a Ángeles, y sale con el plano. La Capi traza rumbo con claridad, va suelta. Cogemos un ritmo cómodo. En mitad de una subida-trampa, nos encontramos a Fer y a Choqui bajando como cohetes: nos avisan, y podemos dar la vuelta y corregir rumbo con facilidad. La noche va cayendo, y con ella un suave manto de niebla que pone un punto entre mágico y épico a la etapa. Menos mal que lleva el plano la Capi: La Patasola está desatada en su mundo de fantasía, imagina dragones que pasan con vuelos rasantes y duendes cabreados que cruzan las sendas sin orden ni concierto. A veces hay que levantar el frontal para que no deslumbre la niebla en la cara… Decidimos aventurarnos con una baliza un poquito alejada para disfrutar de la carrera: habrá quien no lo crea, pero se está en la gloria corriendo en esta niebla, con la sonrisa de guiri idéntica y permanente. De vuelta, Ángeles se atreve con un par de balizas fuera del camino, bajando por vaguadas. Preciosas. Entramos con algo de tiempo de sobra, sin tensión, la noche ha sido nuestra, pequeña, me ha parecido decir. Pero como no se ha oído, no hago mi penitencia.
Abrazos fugaces con Maica, con los chicos todos, con la gente que nos quiere.

Salimos zumbando a nuestro nuevo vestuario, entre el contenedor de papel y una fuente (el contenedor está colocado delante de la parada de autobús, lo que indica que en Esles el reciclaje es más importante que el transporte, decidimos tenerlo en cuenta) La Patasola descubre que, oh maravilla, se ha traído una camiseta de manga larga seca y unas mallas largas. Está claro, alguien le hizo la bolsa para esta carrera.
En el camping espera Paco con los brazos abiertos, literalmente, y unos espaguetis con tomate que nos calienta mientras nos duchamos. Aún parece que llueve, y seguimos estando las tres familias de la primera noche. Me gusta este camping, me siento en casa, Ángeles dice que esta noche abre.

Por la mañana, antes de salir, La Capi, y La Patasola se cercioran de que no hay riesgo de perder el séptimo puesto. La etapa es para disfrutar: los deberes están hechos. Está abriendo: ya lo había dicho Ángeles.
Sale un bucle larguito pero muy asequible, cruzando bosques increíbles y subiendo a miradores de novela. La Capi lleva el plano en la primera mitad, se va soltando. Luego llegan los barros durísimos que te atrapan, seguro que hay trasgos. Nos cruzamos varias veces con los Salomon (fáciles de distinguir de los trasgos, porque estos chicos están muy flaquitos, mientras que los trasgos son recios) y decidimos dejar alguna baliza: Después de tanto esfuerzo, no es plan que alguien se nos meta detrás en la tabla. Alcanzamos balizas de cuento bien arriba, tiramos de orientación y vamos enlazando tramos. La última baliza, en el río, decepciona mucho a La Patasola: hay un farolillo blanco y naranja y una pinza de las de siempre… por Dios! en un entorno así, tendría que estar, clavada en la roca, Excalibur: solamente un corazón limpio podría sacarla de su lecho…baliza especial 200 puntos y premio especial de casa pasiega, ojo: con prado y vaquitas. Nada, habrá que poner una reclamación al trazador.
Se vuelve rápido, con ilusión: la Capi alarga la zancada, va alegre, mira alto… entramos con Excalibur cruzada en la espalda, a pesar de que no la vea nadie.

Saludos, charlas, tardamos aún un rato en regresar al vestuario habilitado en la calle principal. Nos cambiamos, satisfechos, y nos integramos en la dinámica de barbacoa al acecho que ha montado la organización.
Lomito, cervezas (alguna ha habido que distraerla por equivocación) salchichas… se echa el rato como siempre, valorando todo. Los Salomon han hecho un orienta impresionante. Luego, TT: Trango y Tronadores. La Patasola no quiere dar ideas, pero podría ser un buen logo. Además, a poco que se trabajase la idea, se aseguraría podio siempre: sería algo así como El Padrino, pero en versión raider.


Ha sido un Orienta muy especial: paisajes fascinantes, carreras regeneradoras, un ambiente magnífico. La familia Barrymore ha tropezado pero ha sabido reconducir el fin de semana: recuperarse, distendir, disfrutar. La Capi ha llevado el equipo de cine, y los valles han puesto todo lo demás.

La Patasola se queda pasmada cuando Heidi le dice que es hora de volver… tanto valle, tanto verde, y tanto bicho correteando por ahí han cambiado todo. ¿Es posible que La patasola se haya tarado definitivamente? A duras penas, descubre que realmente Heidi es La Capi, que se lleva de regalo unas chapetas coloradotas por el sol, que en algún momento apareció. Nos colocamos la capa roja del Wgolf y nuevamente nos teletransportamos cruzando valles y atascos.

Sin hacer nada, La Patasola está en casa, con una quesada y una bolsa de ropa sucia.
Algo ha debido de pasar, porque las piernas están cruzadas de arañazos.







Raid de las Sierras Subbéticas 2009





















A falta de crónica, buenas son las fotos











Maratón Alpino Madrileño 2009

















LA PATASOLA PRODUCCIONES

PRESENTA
UN DIA EN LAS CARRERAS

El sábado pasado, Fran sedujo a La Patasola, y se la llevó a dormir al monte. Visitaron la feria del corredor, y Fran hizo gala de su simpatía, convirtiéndose en referencia obligada para la organización: o corres con Talavera, o en solitario. Vieron muchos flacos y muchos, muchos flaquitos, que corren mucho mucho, durante muchos kilómetros. Para descansar bien, merendaron hamburguesas, cenaron pasta con tomate, y cumplieron con su rigurosa mahou hidratación. Durante la cena, forrito y cortavientos mediante, disfrutaron de su compañía preferida: la ínclita, la maravillosa, la de las piernas vertiginosas… la envidia de los raiders, Carmen!
Poco después (hacía un frío curioso) todo está en su lugar, todos los pájaros en sus nidos, y nuestra pareja buscando hueco por el monte, alejados del ruido y de la luz… pista forestal, maniobras, piedras. Ya está! Perfecto! Gestión de espacio –el coche de Fran es una nave- y ale, en pelotas al saquito! Bueno, La Patasola en su saquito, y Fran en una funda de sábana, con las mantas de viaje a un lado. Silencio. Qué maravilla!
…si, si, si. Probando, probando, si…
Cuatro ojos abiertos, muy abiertos, escuchan perplejos.
Bueenasss noches a todos, felisss selebrasión… para todosss ustedesss, la orquesta comensará con un poquito de calor, con un poquito de alegría para todossss estosss comensales e invitadosss a esta maravillosa boda… damasss, caballerosss: esto se llamaaa… CUMBIA!!
La Patasola se desmaya, y Fran espera a los temas melódicos para conciliar sueño. Una delicia.
Al amanecer, sólo queda el recuerdo del portón trasero cerrándose en la madrugada: dejamos el portón arriba para que puedas sacar los pies, que eres muy largo, se dijo. Gracias a dios, el hombre a veces, en periodo de sueño, se acurruca. No hay cómo tener los pies unidos a los tobillos para poder empezar una buena carrera. Encontrarlos separados hubiese supuesto una contrariedad.
Con el gustito de las deposiciones cumplidas, y el aire fresco del pinar (de pinos vegetales, se quiere decir) el tiempo se echa encima y toca apretarse a toda velocidad los cereales, cumplir sagradamente el ritual de vaselinización de partes sensibles, y zumbar para la salida. Todavía empezamos Barrymorando, se piensa, pero no se dice.

La Patasola se siente como el perro que ve de nuevo a su criador… tanto amigo cerca, tanto dorsal. Y ese olor a zapatilla de montaña que sólo las grandes razas reconocen! Repaso mental: dorsal, sí; botellitas de agua, sí; sobre de gel, sí; pan de higo, sí; vaselina, untada; gafas, aquí… protección solar… mañana.
Caras conocidas, sonrisas, abrazos. Caras de ilusión y caras de susto. El MAM es una carrera muy peculiar, porque se suelta primero a los lobos, y luego las ovejas salen detrás. Sucede que hay que prestar atención a las ovejas salvajes, o asilvestradas: suelen tomar la salida cariacontecidas, pero en cuanto el trazado coge intensidad se desequilibran, y disfrutan arrinconando lobos con subidas explosivas y descensos suicidas. Hay casos registrados de amor entre unas y otros.
La Patasola comienza la subida a Navacerrada consultando el pulsómetro entre treinta y cuarenta veces por minuto, extremo que se considera muy razonable cuando vas cagadito con la idea de petar antes de tiempo. Sólo hay dos cosas importantes: no abrirse la crisma con raíces y rocas, y no permitir al corazón la más mínima alegría.

Fran, Lolo, Fer, se van distanciando. La Patasola no los ve, no mira, pero ha dejado de sentir su presencia. Por detrás sabe que cuenta con el apoyo de Carmen, de Paco, y de tantos otros… todo va bien.
Pronto se llega a Navacerrada, controladitos, bebiendo, comiendo plátano, y rumbo a Bola… virgencita, virgencita. En la subida, La Patasola encuentra a uno de los corredores flotantes de su carrera: estos corredores que se quedan, te adelantan, vuelven a desaparecer, de pronto los tienes delante… una señora portuguesa de la edad de su madre. (Maravillas de la naturaleza, dónde se firmará…)
Las sensaciones son excelentes, ya sólo se consulta el pulsómetro unas quince o veinte veces por minuto. Claro, la confianza se hace notar.
Peñalara resulta muy motivador: cerca de la cumbre, La Patasola se cruza con muchos conocidos… vaya estampa, qué porte. La Patasola decide que bajará concentrándose en soltar los talones, y demostrar que también los raiders tienen estilazo en los descensos técnicos… en lo mejor de la exhibición se cruza con Carmen, y decide hacer una performance en carrera, desgañitándose con piropos, saludos, y ánimos. La Patasola no solo tiene estilo: también tiene amigos!!!
Paco no va con Carmen… algo no va bien. La Patasola busca con la mirada pero no termina de localizarle. Ojalá la rodilla no pase factura…

En el avituallamiento de Cotos aparecen Fran y Fer: han decidido alargar el descenso unos kilómetros para soltar mejor las piernas… la organización, bajo su punto de vista, no ha medido bien las necesidades del corredor. Me encanta esa iniciativa de esforzados ganadores. La Patasola se entusiasma y mejora su trote con simpáticas cabriolas que divierten sus tobillos. Se llega a la base de Cabezas sin haber castigado en exceso, el objetivo se está cumpliendo. En los primeros compases de subida, a pesar de la euforia disimulada, se escucha el sonido inconfundible de ramas rotas: La Patasola anuncia que una oveja salvaje está cerca… todos prestan atención, no termina de aparecer hasta que, a la vista del avituallamiento, sale del bosque como una exhalación: no, no puede ser, La Patasola se frota los ojos, y luego le frota los ojos a Lolo, que está un poco cansado, y no le alcanza la energía. Es Mari Carmen!! Fer ve cómo Mari Carmen sube sin control, y decide ir cerca, porque a una amiga, aunque se haya asilvestrado, no se le abandona jamás. Gran tipo, este Fer.
Subiendo a Cabezas se pena más o mucho más… pero más o menos, no se pena. Lolo exige: reconoce que estás cansado! Hombre, La Patasola es vanidosa, pero realista: subirá andando a pesar de que su técnica de carrera económica le permita sobradamente el ascenso sin adelantar las rodillas. Todo por Lolo. Fran sube un poco más adelante, motivado por horizontes redonditos que indican requetebién el camino.
En Bola nos recibe Javi, montado en bici: qué alegría! Fran, Lolo, y La Patasola han decidió acabar la carrera juntos… bajan entretenidos al avituallamiento del puerto. No, no, almendras no, que hacen bola, ha advertido Fran, sacando lo que puede de la boca con el dedo. La Patasola opta por medio menú, con plátano y pasas. Y Lolo… Lolo, Lolo: se ha pirado!
LOLOOO! Maricooón!
Nada, nada, que vosotros corréis más, ya me cogeréis…
La Patasola y Fran confabulan, trotan, y finalmente Lolo es alcanzado y amonestado. Hay turnos para alargar la zancada, y para bendecir la temperatura y las sombritas.
Rampa final cuesta arriba, arco de meta: el equipo Barrymore se felicita por estar tan equilibrado, y por ser capaz de entrar al tiempo. Sonrisas, cogida de manos y paso por meta. 6:32. La Patasola ladra un poco para señalar la presa, y salta un par de veces. Abrazos, abrazos. Ha sido una bellísma carrera, y se ha disfrutado. No se puede pedir más.

Luego duchas, masajes interruptus, y noticias:
Carmen ha entrado algo después, estupendamente: ya van unas cuantas ediciones!
Paco ha pasado las de Caín… a pesar de todo ha terminado, superando la pájara: otros se hubieran pirado mucho antes. La Patasola se fascina con la capacidad de sufrimiento de su gente.
Aure ha parado el crono en 4:34:10… no hay palabras.
Choqui ha hecho 5:24. No hay ocasión de felicitarle por la progresión.
Fikadu resulta un tipo simpatiquísimo, que puede animarse el año próximo: ojito.
Todos quieren cortarle las pelotas a La Patasola si además de apuntarse a última hora a la barbacoa, les jode la comida.

Finalmente, como en los libros de Astérix, un gran banquete en el que todos comparten mesa, y se disfruta de la compañía y de la amistad que hacen de una carrera estupenda, un día magnífico. Cuando La Patasola llega a casa, se está poniendo el sol.