Los legendarios Barrymore Raid os cuentan en estas páginas algunas de sus andanzas por los raids de aventura y carreras de montaña de la Iberia rural

jueves, 31 de mayo de 2007

Orientaventura Teruel - Mayo 2007

El señor de los Raiders
(Invitado especial, como El portador del anillo: Paco Yuste)

“Tres Anillos para los Raiders Elfos bajo el cielo / Siete para los Corredores Enanos en casas de piedra / Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir en las balizas / Uno para el Buff Oscuro, sobre el trono oscuro en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras / Un Anillo para gobernarlos a todos / Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las delicias de la Tierra de Barrymor donde se extienden las Barrymoradas”.


La comunidad del anillo

Estoy tarado. Vamos, enfermo. Lo sospechaba mi madre cuando me observaba atónita hacer de spiderman por la fachada de un Banco Sabadell que había junto al portal de mi casa. Treinta y pico de años después se ha confirmado.
Juntos los Barrymore, hemos respondido de nuevo a la llamada del anillo. Paco hace anillos de humo que desliza hacia el techo, mientras todos escuchamos. Nada ha podido contra la fuerza de esta llamada. Ni hijos, ni mujeres, ni trabajos, ni distancias... Lolo confiesa que ha descubierto, al fin, y gracias a Lady Virginia, el secreto. Lolo no es aficionado a los raids: está enfermo, descontrolado. Una fuerza extraña y ajena le domina, le llama. Paco sigue anillando humo, mientras ríe, y entiendo que ya no hay remedio... soy uno de los portadores. Como Lolo. Mi tara, desde la infancia, anunciaba este destino que no puedo rehuir. Antes del encuentro final, cenamos como hacen los Barrys, con efusión y entrega.
Amanecemos dispuestos a comenzar el largo camino, la prueba... trazamos rumbo y ya en la tercera baliza descubrimos la posibilidad de entregar media hora a la causa de una baliza de 5 puntos, gracias a la cual Fran y yo podemos ver dos wargos (leáse lobos) próximos a la baliza 4. Astutos, cortamos campo traviesa y reorientamos. En un momento, decido inflingirme algo de dolor para sentir más próxima la lucha y me desgracio un tobillo saltando como gacela artrítica en un bancal... resultado: 10 puntos, cuarenta y cinco minutos, un tobillo cascado. De puta madre. A partir de ahí todo es cuesta bajo (como no) y enlazamos unas cuantas balizas orientando como dios manda. Mandamos los dardos de la cerbatana todo lo lejos que podemos porque creemos que la prueba da puntos en función de la distancia que consigas. Parece que no es así, era la bobada de las dianas. Mejor nos vamos, tú. Pistas rápidas, buen tiempo, todo para nosotros. Nos crecemos y miramos: ahora faltan 45 minutos, estamos donde cristo dio las tres voces, y nos falta una obligatoria y llegar a tiempo para hacer la bici. Salimos zumbando. Pero solo salimos. Coño, qué cansado es esto. Fran empieza a notar que el anillo le llama, tiene convulsiones, no debió de llevar esa carga tanto tiempo... Llegamos de milagro. La organización nos da agua extra por regalar 20 puntitos de retraso. Lolo dice que no ha estado mal... Me miro el tobillo, pienso en los puntos, vaya tela.
Paco se acerca haciendo anillos, nos sentimos reconfortados, y comemos otra vez...

Las dos torres

Paco dice palabras confusas. Los orcos han conseguido muchos puntos, devastando las ilusiones de la Tierra Media... nos preparamos para lo peor. Cuando estamos alineados, una luz lo llena todo: Paco aparece con su camelback, a lomos de sus flamantes asics, lleva la cota blanca de los Barrymore. Caracolea al lado de Maica, y salimos.
Espoleados por el calor de la tarde, Lolo y yo hacemos un primer bucle impecable. ¿impecable? No, una pequeña primera!!! baliza resiste al invasor y perdemos quince minutos. A la voz de "aquí no hay nada", de Choqui, salimos a buscar por ahí, sin entender el mensaje cifrado que nos mandaban los Tronis: está justo aquí. Hay que joderse. Lolo está un poco nervioso con la salida "suave", pero va entrando en el mapa y llegamos a la bici bastante bien. Rampitas y paisaje impresionantes, para compensar. Llegamos y hacemos bien las especiales hasta que alcanzamos la ermita. Meridiano de nuestro trazado, que no del tiempo en carrera. Localizamos la baliza a distancia sin prismáticos y nos piramos. Todo va según el plan. La euforia nos juega una mala pasada: en la ermita miramos hacia abajo ¿camino o trocha? Se nos hincha la boca de "trochamos, tio, trochamos..." desde ahí hasta la llegada, todo penar y penar. Cagada de principiante. Nos tatuamos cien veces no voy a pisar los tojos en las piernas. Lolo se despeña un poquito, pero cae muy bien en ... unos tojos. Cuando conseguimos alcanzar la santa baliza, ya nos pesa la decisión. Pero ya no hay vuelta atrás: a rumbo a por la siguiente... Si, más tojo, más vuelta, más lío, más perdidos que adán el día del padre. Nos pueden los nervios, para no sucumbir al cansancio. Al final encontramos un camino que nos devuelve a casa... paliza de correr a lo que da el cuerpo. Llegamos al pueblo, y para penalizar un poquito más, damos la vuelta completa por la carretera. Regalamos otros catorce puntos y nos dejamos empapar por la lluvia que baña nuestro triunfo.
Por la noche Fran y Lolo aprietan. Yo les acompaño mirando mucho de lejos. No dejo que me distraigan las cervezas, el jamón, el queso y las bravas. Tampoco los culos -que los había- y otras cosas que pasaban por ahí.
Volvemos después de la batalla: tortilla de patatas divina que Lady Mariola nos ofrece. Aderezamos anchoas de lujo, ibéricos, panes, bollos, y sabe dios como evitamos irnos de copas.
Luego Fran vuelve a inflar su colchoneta, como un guerrero místico, y se echa en el suelo junto a un patio, lejos del libidinoso alcance de mis ronquidos y las toses de Lolo. La noche transcurre en una inquietante calma tensa.

El retorno del rey

La mañana amanece nublada, gracias a Dios, porque el calorcito hace la carrera más dura. Paco descansa junto a Lady Mariola. Yo tengo ganas de correr pero me lo callo por si acaso, que una cosa es tener ganas y otra sacar a pasear al tobillo.
En la salida Fer, como un caballero (este sí que tenía ganas y lo dijo- véis), hace raza y acompaña a Maica. Qué tío grande, este Fer. Después de luchar junto a Choqui y Alberto, en vez de descansar, ahí va. Además, lo harán de cine.
Mis chicos, aguerridos. Lolo se viste con los blancos colores Barrymore, mientras que Fran sale de paisano... así somos los barrymore. Visto lo visto, deciden una estrategia conservadora. Hacen bien. Por lo menos salvar el honor de acabar sin penalizar una etapa. Hacemos unas fotillos a los muchachos rapelando. Choqui, con estilo híbrido; Fran como un profesional; Maica como la Piedad descendida...

Al final, Teva 1 arrasa, luego los chicos de Guara, y terceros Teva 2, con el recio Tomás, que terminan pagando el sobreesfuerzo de la etapa. Los tronis han hecho un excelente quinto puesto después de los Buff, a los que Choqui intenta penalizar con un rollo tipo Gila, con indirectas como: "alguien hace trampas, alguien ningunea a alguien..." a ver si caen víctimas de su íntimo remordimiento.
Nosotros nos agrupamos en torno al Blanco Paco, que vuelve a anillar figuras de humo junto a Lady Mariola. Nos pregunta por Gollum, que no hemos visto aún. Nos habla del corazón en paz del raider. Nos dice hermosas palabras de dignidad y esfuerzo... Así, juntos, acabamos todos en un gran banquete de la comarca, donde las risas, y la fanta (¿quién se inventó lo del vinito?) nos hacen olvidar que pronto, muy pronto, el anillo volverá a llamar.

¿El anillo?
Paco ríe mientras nos despide, y algo brilla en su pecho. Los Barrymor sabemos que el rey ha vuelto.