Los legendarios Barrymore Raid os cuentan en estas páginas algunas de sus andanzas por los raids de aventura y carreras de montaña de la Iberia rural

miércoles, 5 de agosto de 2009

Maratón Alpino Madrileño 2009

















LA PATASOLA PRODUCCIONES

PRESENTA
UN DIA EN LAS CARRERAS

El sábado pasado, Fran sedujo a La Patasola, y se la llevó a dormir al monte. Visitaron la feria del corredor, y Fran hizo gala de su simpatía, convirtiéndose en referencia obligada para la organización: o corres con Talavera, o en solitario. Vieron muchos flacos y muchos, muchos flaquitos, que corren mucho mucho, durante muchos kilómetros. Para descansar bien, merendaron hamburguesas, cenaron pasta con tomate, y cumplieron con su rigurosa mahou hidratación. Durante la cena, forrito y cortavientos mediante, disfrutaron de su compañía preferida: la ínclita, la maravillosa, la de las piernas vertiginosas… la envidia de los raiders, Carmen!
Poco después (hacía un frío curioso) todo está en su lugar, todos los pájaros en sus nidos, y nuestra pareja buscando hueco por el monte, alejados del ruido y de la luz… pista forestal, maniobras, piedras. Ya está! Perfecto! Gestión de espacio –el coche de Fran es una nave- y ale, en pelotas al saquito! Bueno, La Patasola en su saquito, y Fran en una funda de sábana, con las mantas de viaje a un lado. Silencio. Qué maravilla!
…si, si, si. Probando, probando, si…
Cuatro ojos abiertos, muy abiertos, escuchan perplejos.
Bueenasss noches a todos, felisss selebrasión… para todosss ustedesss, la orquesta comensará con un poquito de calor, con un poquito de alegría para todossss estosss comensales e invitadosss a esta maravillosa boda… damasss, caballerosss: esto se llamaaa… CUMBIA!!
La Patasola se desmaya, y Fran espera a los temas melódicos para conciliar sueño. Una delicia.
Al amanecer, sólo queda el recuerdo del portón trasero cerrándose en la madrugada: dejamos el portón arriba para que puedas sacar los pies, que eres muy largo, se dijo. Gracias a dios, el hombre a veces, en periodo de sueño, se acurruca. No hay cómo tener los pies unidos a los tobillos para poder empezar una buena carrera. Encontrarlos separados hubiese supuesto una contrariedad.
Con el gustito de las deposiciones cumplidas, y el aire fresco del pinar (de pinos vegetales, se quiere decir) el tiempo se echa encima y toca apretarse a toda velocidad los cereales, cumplir sagradamente el ritual de vaselinización de partes sensibles, y zumbar para la salida. Todavía empezamos Barrymorando, se piensa, pero no se dice.

La Patasola se siente como el perro que ve de nuevo a su criador… tanto amigo cerca, tanto dorsal. Y ese olor a zapatilla de montaña que sólo las grandes razas reconocen! Repaso mental: dorsal, sí; botellitas de agua, sí; sobre de gel, sí; pan de higo, sí; vaselina, untada; gafas, aquí… protección solar… mañana.
Caras conocidas, sonrisas, abrazos. Caras de ilusión y caras de susto. El MAM es una carrera muy peculiar, porque se suelta primero a los lobos, y luego las ovejas salen detrás. Sucede que hay que prestar atención a las ovejas salvajes, o asilvestradas: suelen tomar la salida cariacontecidas, pero en cuanto el trazado coge intensidad se desequilibran, y disfrutan arrinconando lobos con subidas explosivas y descensos suicidas. Hay casos registrados de amor entre unas y otros.
La Patasola comienza la subida a Navacerrada consultando el pulsómetro entre treinta y cuarenta veces por minuto, extremo que se considera muy razonable cuando vas cagadito con la idea de petar antes de tiempo. Sólo hay dos cosas importantes: no abrirse la crisma con raíces y rocas, y no permitir al corazón la más mínima alegría.

Fran, Lolo, Fer, se van distanciando. La Patasola no los ve, no mira, pero ha dejado de sentir su presencia. Por detrás sabe que cuenta con el apoyo de Carmen, de Paco, y de tantos otros… todo va bien.
Pronto se llega a Navacerrada, controladitos, bebiendo, comiendo plátano, y rumbo a Bola… virgencita, virgencita. En la subida, La Patasola encuentra a uno de los corredores flotantes de su carrera: estos corredores que se quedan, te adelantan, vuelven a desaparecer, de pronto los tienes delante… una señora portuguesa de la edad de su madre. (Maravillas de la naturaleza, dónde se firmará…)
Las sensaciones son excelentes, ya sólo se consulta el pulsómetro unas quince o veinte veces por minuto. Claro, la confianza se hace notar.
Peñalara resulta muy motivador: cerca de la cumbre, La Patasola se cruza con muchos conocidos… vaya estampa, qué porte. La Patasola decide que bajará concentrándose en soltar los talones, y demostrar que también los raiders tienen estilazo en los descensos técnicos… en lo mejor de la exhibición se cruza con Carmen, y decide hacer una performance en carrera, desgañitándose con piropos, saludos, y ánimos. La Patasola no solo tiene estilo: también tiene amigos!!!
Paco no va con Carmen… algo no va bien. La Patasola busca con la mirada pero no termina de localizarle. Ojalá la rodilla no pase factura…

En el avituallamiento de Cotos aparecen Fran y Fer: han decidido alargar el descenso unos kilómetros para soltar mejor las piernas… la organización, bajo su punto de vista, no ha medido bien las necesidades del corredor. Me encanta esa iniciativa de esforzados ganadores. La Patasola se entusiasma y mejora su trote con simpáticas cabriolas que divierten sus tobillos. Se llega a la base de Cabezas sin haber castigado en exceso, el objetivo se está cumpliendo. En los primeros compases de subida, a pesar de la euforia disimulada, se escucha el sonido inconfundible de ramas rotas: La Patasola anuncia que una oveja salvaje está cerca… todos prestan atención, no termina de aparecer hasta que, a la vista del avituallamiento, sale del bosque como una exhalación: no, no puede ser, La Patasola se frota los ojos, y luego le frota los ojos a Lolo, que está un poco cansado, y no le alcanza la energía. Es Mari Carmen!! Fer ve cómo Mari Carmen sube sin control, y decide ir cerca, porque a una amiga, aunque se haya asilvestrado, no se le abandona jamás. Gran tipo, este Fer.
Subiendo a Cabezas se pena más o mucho más… pero más o menos, no se pena. Lolo exige: reconoce que estás cansado! Hombre, La Patasola es vanidosa, pero realista: subirá andando a pesar de que su técnica de carrera económica le permita sobradamente el ascenso sin adelantar las rodillas. Todo por Lolo. Fran sube un poco más adelante, motivado por horizontes redonditos que indican requetebién el camino.
En Bola nos recibe Javi, montado en bici: qué alegría! Fran, Lolo, y La Patasola han decidió acabar la carrera juntos… bajan entretenidos al avituallamiento del puerto. No, no, almendras no, que hacen bola, ha advertido Fran, sacando lo que puede de la boca con el dedo. La Patasola opta por medio menú, con plátano y pasas. Y Lolo… Lolo, Lolo: se ha pirado!
LOLOOO! Maricooón!
Nada, nada, que vosotros corréis más, ya me cogeréis…
La Patasola y Fran confabulan, trotan, y finalmente Lolo es alcanzado y amonestado. Hay turnos para alargar la zancada, y para bendecir la temperatura y las sombritas.
Rampa final cuesta arriba, arco de meta: el equipo Barrymore se felicita por estar tan equilibrado, y por ser capaz de entrar al tiempo. Sonrisas, cogida de manos y paso por meta. 6:32. La Patasola ladra un poco para señalar la presa, y salta un par de veces. Abrazos, abrazos. Ha sido una bellísma carrera, y se ha disfrutado. No se puede pedir más.

Luego duchas, masajes interruptus, y noticias:
Carmen ha entrado algo después, estupendamente: ya van unas cuantas ediciones!
Paco ha pasado las de Caín… a pesar de todo ha terminado, superando la pájara: otros se hubieran pirado mucho antes. La Patasola se fascina con la capacidad de sufrimiento de su gente.
Aure ha parado el crono en 4:34:10… no hay palabras.
Choqui ha hecho 5:24. No hay ocasión de felicitarle por la progresión.
Fikadu resulta un tipo simpatiquísimo, que puede animarse el año próximo: ojito.
Todos quieren cortarle las pelotas a La Patasola si además de apuntarse a última hora a la barbacoa, les jode la comida.

Finalmente, como en los libros de Astérix, un gran banquete en el que todos comparten mesa, y se disfruta de la compañía y de la amistad que hacen de una carrera estupenda, un día magnífico. Cuando La Patasola llega a casa, se está poniendo el sol.

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