Los legendarios Barrymore Raid os cuentan en estas páginas algunas de sus andanzas por los raids de aventura y carreras de montaña de la Iberia rural

jueves, 31 de julio de 2008

Ultra Trail Aneto 2008

Preparados para sufrir - Por Fran Talavera (Franete)



El día era perfecto, la tensión se palpaba en el ambiente, quedaban apenas unos minutos y todos seguíamos comprobando el peso de nuestras mochilas, las barritas energéticas y los geles. Cada uno teme sus fantasmas disfrazados de bajones de glucosa, contracturas musculares o deshidratación y pronto nos enfrentaríamos a ellos.
Una corta cuenta atrás y todos comenzamos a trotar.
El Ultratrail del Aneto, en realidad había comenzado en el momento en que me entere de su existencia. Aun sin saber muy bien a que me iba a enfrentar no dude en inscribirme. Iba a ser mi primera carrera de larga distancia en montaña y muchas dudas me asaltaban. Iría en la categoría de equipo de dos componentes, al igual que el resto de mis amigos inscritos.
Dejando atrás el arco de salida, cruzamos Benasque. Iba rodeado de corredores, todos con sus equipaciones multicolor, ropa técnica y por supuesto zapatillas para quemarlas por los senderos que nos esperaban.
Una larga y tendida cuesta nos llevo hasta Senarta para luego continuar por la pista hasta Coronas. Al principio parecía que el sol nos iba a castigar, pero llegado el segundo control nos dimos cuenta que no seria así. Una ligera brisa nos acompañaría todo el camino. Habíamos avanzado con un ligero y cómodo trote que se vio truncado con las primeras piedras de la subida a los ibones de Ballibierna. Al llegar al collado decidimos esperar para reagruparnos con los otros amigos y así poder disfrutar juntos del recorrido. Parecía que uno no iba todo lo bien que debería. Un mal asunto porque acabábamos empezar.
En un rápido descenso bajamos hasta el refugio de Botonas para luego seguir por la orilla del Estany de Llauset. El recorrido elegido por la organización nos llevo por senderos GR hasta el CP4. Íbamos disfrutando del camino, tomando agua de los arroyos cristalinos y cruzando verdes praderas.
Por suerte, allí había una ambulancia de la Cruz Roja que asalte para pedirles vaselina para evitar rozaduras en ciertas zonas delicadas de mi entrepierna. Sorprendentemente no tenían, pero me dieron un gel que hizo maravillas. Dani, el compañero perjudicado desde la salida, decidió quedarse en el control y retirarse. Su aventura parecía que había terminado.
Unas zetas nos ayudaron a librar el desnivel que teníamos ante nosotros. Al llegar arriba pudimos disfrutar de unas increíbles vistas del valle de Anglios con sus ibones azules. De nuevo una bajada y luego unas suaves praderas nos invitaron a trotar. No parecía que fuésemos mal de tiempo, aunque no debíamos relajarnos para cruzar Salenques antes de la hora límite puesta por la organización.
En el CP5 nos dijeron que se prolongaba la hora de cierre en el collado media hora más, pues al perecer quedaban muchos corredores por llegar. Aun así decidimos no relajarnos ya que el ascenso dejaba ver su dificultad en el rutometro. 1200 m positivos en 8 km. Terreno técnico y fuertes rampas al final.
Sin pensarlo dos veces comenzamos el ascenso. A mitad de la primera cuesta un grito nos llamo la atención, era nuestro amigo Dani que tras recomponerse decidió continuar. Estaba demasiado lejos como para esperarle, así que le devolvimos el saludo, deseándole suerte y continuamos.
Primero un precioso bosque nos llevo hasta unos llanos donde serpenteaba un cristalino arroyo. Y luego un eterno canchal nos machaco las piernas. Al llegar a un falso llano pudimos ver nuestro destino. Mas que lamentar lo que nos quedaba, vimos la botella medio llena y tiramos para arriba con fuerza. Caía el sol justo cuando llegábamos. Faltaban 10 minutos para las 10. Hacia frío y nos abrigamos con todo lo que la organización, muy sabiamente, nos obligo a llevar. Los Pirineos y la montaña en general no es para jugar y algunos lo estaban aprendiendo de la peor manera. El ejemplo fueron todos los que adelantamos en la subida a Salenques. Varias veces nos paramos a preguntar si se encontraban bien, pues el aspecto que ofrecían algunos era de estar agotados por completo. A otros intentaban sus compañeros de convencerles para que siguieran. Y otros tantos se dieron la vuelta.
La bajada fue vertiginosa, cruzamos el glaciar y los restos de nieve lo mas rápido posible. Volvió a subir la temperatura y nos fuimos quitando lo que nos sobraba. La unica luz que habia era la de los frontales y los relámpagos de una tormenta lejana que comenzaba a amenazar.
Llegamos a Besurta, un caldo obro milagros en todos. De pronto nuestros estómagos tenían ganas de comer y beber de nuevo. Nos animamos cruzando un par de ríos por despiste y llegamos a Hospital de Benasque. Era el Km. 49 y mi compañero de equipo decidió que se quedaba. No intente convencerlo pues nunca me ha gustado pretender que alguien hago algo que no le apetece, cuando se trata de divertirse y disfrutar. Se canso y allí se quedo. Los que quedábamos, trotamos hasta Baños bajo un tremendo aguacero que en algún momento llego a ser granizo. Ya no nos importaba nada, teníamos la meta a la vista e íbamos a llegar.
Fueron 18h16´. Nos habían sacado 10 horas los primeros. No nos importo, veníamos a terminar y lo habíamos conseguido. Supimos dosificar, apretar cuando debíamos y sufrir cuando hubo que hacerlo. Estábamos bien físicamente y contentos.
Visto desde fuera posiblemente la organización no puso mucho, pero para los corredores, hasta el caldo de Besurta fue buena idea. Nos cuidaron, nos animaron, hubo gente por todo el recorrido, no nos sentimos desatendidos y además la camiseta me queda bien.
Solo falta que se repita otra vez para volver, y disfrutar de esos paisajes, del ambiente y sobre todo de la compañía que lleve.
Por cierto, Dani termino en 21h como un campeón.


Fran Talavera

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